Las leyendas y los personajes festivos juegan un papel muy importante en nuestras vidas, especialmente en la de los niños. Escuchar sobre sus hazañas y errores les ayuda a entender cómo funciona la sociedad, mientras disfrutan de unos ricos dulces. Por tanto, personajes como el conejo de Pascua pasan a ser mentores y modelos a seguir.
Sin embargo, este vínculo no es eterno, va rompiéndose a medida que el niño crece y deja de creer en la magia. Lo que hace que, en el camino, le pregunte a sus padres cosas tan incómodas como si existe realmente el conejo de Pascua.
Hay muchas maneras de responder esta pregunta, pero casi todas terminan en llanto o en berrinches. Es por eso que los psicólogos decidieron echarles una mano a estos padres y decirles exactamente qué palabras usar cuando sus hijos se acerquen con la temida pregunta. Pero primero, hace falta un poco de contexto.
¿Qué representa el conejo de Pascua en la mente de un niño?
La leyenda más conocida del conejo de Pascua nos relata la historia de un conejito que presenció la resurrección de Jesucristo, y se dio a la tarea de anunciarles a todos la noticia.
Esto utilizando un huevo pintado, ya que los conejos no hablan.
Pero los niños ven a este conejo más allá de su labor como mensajero. Para ellos, es un personaje inocente y divertido que además les obsequia huevos hechos de chocolate. Esto inspirado especialmente por las adaptaciones cinematográficas, y las búsquedas del tesoro que organizan algunas familias durante Semana Santa.
Se dice que los niños suelen ser buenos separando lo real de lo falso, a partir de los tres años de edad. Gracias a eso no tenemos que preocuparnos por explicarles que Bob Esponja no existe. Sin embargo, esta capacidad crítica no suele funcionar con el conejo de Pascua.
¿Por qué? A diferencia de Bob Esponja, este conejo mensajero tiene la aprobación de los padres del niño, quienes esperan cada año su llegada y refuerzan su existencia obsequiando los llamados “huevos de Pascua”. Por tanto, los infantes creen en el juicio desus padres y piensan que existe realmente el conejo de Pascua. De allí que se sientan profundamente engañados cuando descubren la verdad.
Cómo romper la fantasía del conejo de Pascua
De acuerdo a los psicólogos, los niños siempre confirmarán primero con sus padres si existe o no el conejo de Pascua. En algunos esto suele darse entre los 5 o 6 años. En otros a los 9, pero siempre suele ocurrir.
En esos casos los padres pueden optar por tres posturas diferentes, dependiendo de qué haya impulsado al niño a preguntar.
“¿Por qué crees que no existe el conejo de Pascua?”
Este tipo de respuesta es la primera que recomiendan a un padre cuando el niño lanza la pregunta sin razón aparente. Para apoyar al niño, primero es necesario entender qué lo llevó a creer que no existe el conejo de Pascua. Así que lanzar esta pregunta primero puede ayudar a que el padre entienda qué debería responder luego.
Por ejemplo, si el niño dice que es porque los conejos no saben decorar huevos, entonces el padre podría responder: “es verdad, nosotros somos quienes los pintamos”.
“¿Tú todavía crees en él? ¿Deberíamos ver qué sucede este año?”
Por el contrario, si el niño pregunta porque ha visto a otros hacerlo, lo mejor no es aclararle de momento que no existe el conejo de Pascua. Lo fundamental aquí es conocer lo que pasa por su mente.
Si aún se siente apegado al conejo de Pascua, significa que es muy pronto para él. Pueden consolarlo diciéndole que piense si existe o no durante un año, para que luego hablen de ello. De esta manera, el niño tendrá mucho más tiempo para digerir el asunto y superarlo.
“Sé que se sientes triste, pero mira cuanto has crecido”
Si por alguna razón el niño afirma que el conejo de Pascua no existe, lo mejor que puede hacer el padre es consolarlo con esta frase. Mentirle para intentar que no esté triste puede hacerlo sufrir mucho más.
En todo caso, si quieren consolarlo, lo mejor es alabar al niño por descubrir la verdad tan rápido, y sin ayuda. Para ello pueden usarse frases como “Mira lo inteligente que eres para resolver las cosas por tu cuenta”. O celebrarlo con algún obsequio que distraiga al niño de la noticia.
Es importante que los niños entiendan que el conejo de Pascua no existe
Seguramente más de un padre ha pensado dejar que su hijo siga creyendo que existe el conejo de Pascua indefinidamente. Sin embargo, para los psicólogos esta postura es errónea, ya que el proceso de descubrimiento ayuda a que los niños desarrollen su pensamiento crítico. Una capacidad mental muy importante, que nos permite analizar la información que recibimos y aprender de ella.
Así que, por muy incómodo que sea, los padres siempre deberían responder a esta pregunta si el niño se la hace, ya que significa que están preparados para dejarlo ir.
Aunque no exista un conejo de Pascua, la magia del personaje siempre estará ahí, y los niños sabrán apreciarlo.
** Con información de Tekcrispy.
Comments