Donald Trump subió el lunes al estrado de los testigos en una abarrotada sala de Nueva York en un juicio que amenaza el imperio empresarial que respalda su imagen pública en el inicio de otra contienda por la Casa Blanca.
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El origen del juicio es una demanda interpuesta por la fiscala general de Nueva York, Letitia James, que acusa a Trump y a otros imputados, entre ellos sus empresas y sus hijos Donald Jr. y Eric, de inflar de manera fraudulenta el valor de los activos para obtener préstamos y seguros favorables.
El juez, Arthur Engoron, dictaminó incluso antes del juicio que Trump y los demás acusados eran responsables de fraude. Él decidirá la pena a Trump. James ha pedido que pague 250 millones de dólares y que se les prohíba de manera permanente a él y a sus hijos dirigir negocios en Nueva York.
Trump ha negado cometer cualquier delito. Sus abogados han alegado que los activos no tenían una suma objetivo y que las valoraciones distintas son usuales en el sector inmobiliario.
He aquí cinco cosas que descubrimos durante el testimonio del lunes:
Trump actúa con cautela
El expresidente dio mensajes contradictorios sobre las valoraciones financieras que están en el centro del caso.
Durante las cuatro horas que Trump pasó en el estrado, reconoció haber participado en la preparación de sus estados financieros, afirmó que los había examinado y que en ocasiones había hecho sugerencias. También siguió dando a entender que sus activos estaban, de hecho, infravalorados en las declaraciones.
Pero también se distanció de los documentos, culpando en su lugar al exinterventor de la Organización Trump, Jeff McConney; al antiguo director financiero, Allen Weisselberg; y a su contador externo, Mazars USA.
Trump minimizó la importancia de los estados financieros y dijo que los bancos les prestaban poca atención. También destacó las cláusulas de exención de responsabilidad de los documentos, y afirmó que dejaban claro que no se podía confiar implícitamente en los estados financieros.
Un estrado de testigos no puede contenerlo
Trump es voluble, incluso explosivo, en su discurso improvisado, y el juez Engoron tuvo dificultades para controlar al expresidente en el estrado de testigos.
Al principio de su testimonio, el juez Engoron le ordenó a Trump que respondiera a una pregunta que le había formulado el abogado de la fiscala general, Kevin Wallace, diciéndole: “Nada de discursos”. Tras hacer caso omiso de la advertencia, el juez Engoron se dirigió al abogado de Trump, Christopher Kise, y le pidió que controlara a su cliente, añadiendo: “Esto no es un mitin político”.
Desde el estrado, Trump dijo: “Este es un juicio muy injusto. Muy muy injusto. Y espero que el público esté mirando”.
James es el principal objetivo de Trump
La fiscala general de Nueva York, James, ha surgido como una némesis para el expresidente.
El lunes, al entrar en la sala del tribunal, Trump llamó “racista” a James y siguió arremetiendo contra ella desde el estrado de testigos. Etiquetó a James, quien estaba sentada en la primera fila de la audiencia, como “una politiquera” que había utilizado este caso en su esfuerzo por postularse para gobernadora.
En un momento dado, Trump dijo: “La gente no sabe qué buena empresa construí”, y acusó a la oficina de la fiscala general de tratar de degradarlo, señalando directamente a James.
Después del tribunal, James dijo que Trump había tratado de crear distracciones durante su testimonio, pero agregó que “los números no mienten”.
Los abogados se toman en serio las órdenes de silencio
Aunque Trump fue tras James y el juez Engoron, evitó mencionar al personal del juez, específicamente a la principal asistente legal del juez, Allison Greenfield.
Anteriormente había atacado a Greenfield por ser demócrata como el juez, y sus abogados han argumentado que la frecuente comunicación en el banquillo entre el juez y Greenfield es impropia.
Durante la primera semana del juicio, el juez Engoron ordenó a Trump que no hiciera comentarios sobre los integrantes de su personal, e impuso restricciones similares a sus abogados. Trump ha sido multado con 15.000 dólares por violar esa orden de silencio.
El viernes, los abogados de Trump argumentaron cautelosamente contra la orden de silencio que se les había impuesto.
Kise calificó la orden de silencio de “restrictiva”, lo que llevó al juez Engoron a responder: “Estoy convencido al 1000 por ciento de que usted no tiene ningún derecho ni razones para quejarse de mis comunicaciones confidenciales”.
Los abogados de Trump indicaron que pedirán la anulación del juicio en respuesta a la orden de silencio.
¿Cuándo terminará?
No hay audiencia el martes, porque es el día de las elecciones.
El miércoles, la hija de Trump, Ivanka, será la cuarta y última integrante de la familia Trump en testificar. Se espera que, entonces, la fiscalía presente sus alegatos.
Los abogados de Trump presentarán su defensa en ese momento. Se espera que vuelvan a citar a muchos testigos que ya han declarado, incluidos los acusados, y que llamen a sus expertos. El lunes, dijeron que esperan que el juicio concluya el 15 de diciembre, una semana antes de lo esperado.
**Con información de THE NEW YORK TIMES
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